viernes, 28 de agosto de 2009

Bibliografía que UtilizamOs:
Corrientes Didácticas contemporáneas, Editorial. Paidós 1996
Alicia de Camilloni y otras.


La buena enseñanza implica poder abordar los dos términos por separado, “buena” y “enseñanza”, pero deberán fusionarse para poder ser abarcativos en lo que se quiera significar.
La palabra “buena” tiene tanto fuerza moral como epistemológica 1. Así a la hora de seleccionar lo que se quiere enseñar tenemos que justificar racionalmente la elección, teniendo en cuenta que esta selección conlleva un posicionamiento moral, político, ético en la práctica misma. Desde lo filosófico esta justificación nos pone frente al cuestionamiento y la duda constante… ¿Lo estaremos haciendo bien?, ¿Será lo que esperan de nosotros? ¿Es trascendental nuestra práctica?, etc.
La “enseñanza” es un término maravillosamente ambiguo. Describe un proceso en que participan individuos y que se desarrolla en aulas. Pero enseñanza es también el nombre de una ocupación, de un rol que absorbe las energías y preocupaciones de muchas personas durante el transcurso de sus vidas adultas. La enseñanza es una serie de intuiciones y capacidades, una ocupación, una profesión, una carrera.2
En la enseñanza se evidencia la intervención intencionada de un sujeto cargado de valores éticos, posicionamientos, elecciones en el proceso de aprendizaje del otro, con el fin de orientarlo.
La enseñanza exige una definición propia, es el conjunto de acciones tanto individuales como sociales que despliega el adulto que enseña.
La fusión de los dos términos “buena enseñanza” es una intervención didáctica pensada, intencional, con el fin de promover procesos de construcción de conocimientos, de producción de conocimientos y valores éticos/morales.